Producción de Arándanos de Calidad: Manejo en Campo, Riego y Fertilización

Agroclub

Por: Cristian Salinas – Técnico Agrícola, Chile

El cultivo de arándanos se ha consolidado como una de las actividades agrícolas más dinámicas en América Latina y el mundo. Sin embargo, producir arándanos de calidad no se limita únicamente a obtener altos volúmenes de fruta, sino que requiere un equilibrio entre calidad, productividad y sostenibilidad.

Cristian Salinas, técnico agrícola chileno con experiencia desde 2011 en el manejo de arándanos, cítricos y paltos, además de pasantías y charlas internacionales, comparte en este artículo los puntos clave para alcanzar el mejor desarrollo de bayas a través de una correcta planificación de labores de campo, riego y fertilización.

Etapas Fundamentales del Cultivo de Arándanos

El manejo del arándano se divide en dos grandes áreas:

  • Manejo en campo: poda, crecimiento vegetativo, inducción floral, floración, cuaja, polinización y cosecha.
  • Manejo de riego y fertilización: control de pH, conductividad eléctrica, equilibrio de nutrientes y manejo de la anoxia.

Estas etapas, cuando se realizan en forma coordinada, permiten obtener fruta de calibre, sabor y firmeza óptimos para mercados exigentes.

1. Manejo en Campo

a) Poda y crecimiento vegetativo

La poda constituye el primer paso hacia una temporada exitosa. Su objetivo es seleccionar las cañas más vigorosas y de mejor grosor, garantizando una estructura adecuada de la planta.

Posteriormente, la fase vegetativa busca maximizar el desarrollo de brotes y altura de planta, lo que incrementa el número de yemas florales para la siguiente temporada. En esta etapa se recomienda un mayor aporte de nitrógeno para favorecer la elongación y vigor de brotes.

b) Inducción floral y cuaja

Durante la inducción, es fundamental equilibrar masa foliar y radicular. Una planta con follaje excesivo y raíces poco desarrolladas requerirá aplicaciones de citoquininas o bioestimulantes radiculares para lograr un balance.

La clave está en mantener brotes activos que produzcan auxinas, en combinación con raíces sanas que generen citoquininas. Esta relación hormonal es la que asegura una buena división celular y, en consecuencia, frutas de mayor calibre.

c) Señales de inducción

Los agricultores deben observar indicadores como:

  • Hinchamiento de yemas.
  • Engrosamiento basal desde la parte superior hacia abajo.
  • Detención temporal del crecimiento vegetativo.
  • Cambios de tonalidad en hojas por acumulación de azúcares.

Estas señales determinan el inicio del proceso floral y permiten ajustar el manejo.

2. Manejo de Riego y Fertilización

a) Fertilización por etapas

El aporte de nutrientes debe diferenciarse según la fase del cultivo:

  • Fase vegetativa: relación Nitrógeno/Potasio 3:1, favoreciendo crecimiento de brotes.
  • Inducción floral: relación N/P 1:5, disminuyendo nitrógeno para potenciar floración.
  • Mantención: relación 1:1, asegurando desarrollo uniforme del fruto.
  • Etapa final (postcosecha/verboda): aumento de potasio para favorecer maduración de brotes y preparación para la poda.

Un mal manejo en esta etapa puede provocar aborto floral o baja cuaja.

b) Manejo de pH y conductividad eléctrica

  • pH óptimo: 4.5 a 6.0 según tipo de suelo.
  • Conductividad eléctrica: entre 1.0 y 1.2 mS/cm (no mayor a 1.6 ni menor a 0.8).

El control de estos parámetros es vital para asegurar la correcta absorción de nutrientes y evitar toxicidades.

c) Anoxia y riego adecuado

Uno de los principales riesgos en arándanos es la anoxia radicular, causada por exceso de agua o mal drenaje del sustrato. Esta condición limita la división celular, reduce el calibre de la fruta y provoca enfermedades radiculares.

Para evitarla:

  • Reponer máximo el 75% de la evaporación del día anterior.
  • Ajustar frecuencia de riego según radiación y nubosidad, no solo cantidad.
  • Realizar la “prueba del puño”, evaluando humedad del sustrato a distintas profundidades para evitar sobre riego.

d) Aspectos Clave para el Éxito

  1. Equilibrio hormonal: Mantener activa la producción de auxinas (brotes vegetativos) y citoquininas (raíces).
  2. Manejo hídrico inteligente: Diferenciar entre falta de agua y estrés por radiación para no confundir el laseado de brotes.
  3. Nutrición estratégica: Ajustar relaciones N/P según etapa del cultivo para optimizar cuaja y desarrollo de fruta.
  4. Monitoreo constante: Observar señales de la planta en cada fase y mantener comunicación con asesores técnicos.

En conclusión. el cultivo del arándano exige un manejo integral y preciso en cada etapa de desarrollo. La combinación adecuada de poda, nutrición, riego y control de anoxia, junto con una correcta interpretación de las señales de la planta, garantiza fruta de mayor calidad y valor comercial.

Como señala Cristian Salinas, el objetivo no es solo producir más, sino producir mejor, logrando que cada baya llegue al mercado con el calibre, sabor y firmeza que distinguen a un arándano de excelencia.

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