Roya del arándano: diagnóstico, prevención y control biológico

Agroclub

La roya del arándano es una enfermedad fúngica severa que afecta principalmente a las hojas y compromete el desarrollo del cultivo. Es causada por el hongo Naohidemyces vaccinii, también conocido anteriormente como Puccinia astri-minima, Thekopsora minima o Aecidium myrtilli. Su presencia se caracteriza por pústulas en las hojas, que liberan esporas capaces de infectar rápidamente nuevas áreas de la planta y otros cultivos cercanos.

Síntomas y desarrollo de la enfermedad

Las primeras pústulas aparecen en el envés de las hojas. En su interior se forman uredosporas de color naranja, que son las esporas infectivas. El micelio del hongo deteriora el tejido foliar, debilitando la hoja y provocando clorosis (pérdida de clorofila). Con el avance de la enfermedad, las hojas se dañan por completo y terminan cayendo al suelo.
Una vez en el suelo, las uredosporas se transforman en teliosporas, estructuras de resistencia que permiten al hongo sobrevivir en condiciones adversas y reinfectar cuando el ambiente es favorable. En casos severos, la planta se queda sin hojas, lo que afecta directamente la fotosíntesis y limita el crecimiento del fruto.

Condiciones que favorecen la enfermedad

La roya se presenta con mayor intensidad en invierno, cuando aumenta la humedad relativa. Algunas variedades de arándano son más sensibles que otras, especialmente aquellas con corolas expuestas, donde también pueden aparecer pústulas. Debido a su rápida diseminación y dificultad de control, se considera una enfermedad de alto impacto productivo.

Diagnóstico en campo

Para evaluar el nivel de infección se selecciona una planta y un brote. Se cuenta el número total de hojas y cuántas presentan síntomas. Si un brote tiene 20 hojas y 10 tienen pústulas, la incidencia es del 50%.
La severidad se determina observando cuántas pústulas hay por hoja. Esta evaluación inicial (momento cero) permite medir el avance de la enfermedad antes y después de aplicar tratamientos. Luego de 3 o 4 días, se vuelve a evaluar la misma rama para identificar nuevas pústulas o el progreso de las existentes.

Prevención y manejo cultural

Aunque es difícil evitar la presencia de la roya cuando las condiciones climáticas son favorables, un cultivo bien manejado puede reducir su impacto.
Las recomendaciones clave son:

  • Mantener plantas bien nutridas y regadas.
  • Realizar podas que favorezcan la ventilación.
  • Evitar densidades excesivas de plantas por hectárea.
  • Monitorear constantemente la cantidad de pústulas.
  • Registrar temperatura y humedad relativa.

Con esta información se pueden desarrollar modelos predictivos que permiten detectar la enfermedad tempranamente y actuar con mayor precisión.

Control biológico con microorganismos

Para un manejo sostenible, se utiliza el control biológico con microorganismos como Bacillus subtilis, Pseudomonas fluorescens y algunas Trichoderma. Estos actúan directamente sobre las uredosporas, impidiendo su desarrollo.
En el ensayo realizado, se preparó un caldo con bacterias activadas y se aplicó en campo sobre plantas previamente marcadas. A los 4 días, se observó un control del 100 % de las pústulas existentes: las uredosporas se desecaron y dejaron de desarrollarse.

Sin embargo, aparecieron nuevas pústulas debido al alto nivel de inóculo presente en el ambiente, especialmente en hojas caídas con esporas activas. Esto demuestra que el tratamiento funciona, pero requiere aplicaciones sucesivas cada 4 días en condiciones de alta infección para mantener estables las poblaciones de bacterias controladoras.

Confirmación en laboratorio

Para validar el efecto del tratamiento, se realizaron análisis de plasmólisis de uredosporas en laboratorio. Se tomaron muestras de pústulas desecadas y se observó que entre el 60 % y el 70 % de las uredosporas habían sido destruidas por los microorganismos, confirmando un control eficaz.

La roya del arándano es una enfermedad agresiva que causa defoliación y afecta el rendimiento del cultivo. El diagnóstico mediante incidencia y severidad permite un seguimiento preciso.
La prevención se basa en un manejo agronómico adecuado y el monitoreo constante de pústulas y condiciones climáticas.
El control biológico con microorganismos ha demostrado ser altamente efectivo, siempre que se mantenga una frecuencia de aplicación constante, especialmente bajo alta presión de la enfermedad.
Un enfoque integrado de diagnóstico, prevención y control permite reducir significativamente el impacto de la roya y mantener la productividad del cultivo.

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